los últimos 5 minutios de vida
En 2007 faltaban 5 minutos para el fin del mundo. Desde el 10 de enero, vuelven a faltar los mismos 5 minutos.
La historia es sencilla: en 1947 científicos que participaron del proyecto Manhattan que desarrolló las primeras armas atómicas y habían fundado The Bulletin of Atomic Scientists crearon el Reloj del Día Final ( Doomsday Clock ), con las 12 significando el Apocalipsis: el fin de la humanidad y del planeta.
De acuerdo con los acontecimientos, lo atrasan o adelantan. Este reloj se ha convertido en todo un icono, en un indicador de la vulnerabilidad del mundo a una catástrofe por las armas nucleares, el cambio climático y las tecnologías emergentes en las ciencias de la vida.
El año de su creación el minutero marcó las 12 menos 7 minutos. En 1949 llegó a tan solo 3 minutos para el acabose, debido a la tensión reinante entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Y tras las primeras pruebas de la bomba de hidrógeno en 1953 marcó las 12 menos 2 minutos.
Desde entonces se atrasa o avanza según las circunstancias. La decisión de mover el minutero la toma el Consejo de Directores del Bulletin tras consulta con el Consejo de Apoyo, que incluye 18 premios nobel.
En 2010, tras el optimismo reinante por las conversaciones sobre el cambio climático de fines de 2009 en Copenhague, el reloj fue atrasado un minuto. Faltaban 6 para las 12.
Este año, ante la continua proliferación de armas nucleares que han impedido el éxito de diversos acuerdos, la crisis del reactor atómico de Fukushima tras el tsunami que arrasó una región japonesa y luego del fracaso en las negociaciones sobre el cambio climático, el reloj se adelantó: faltan 5 minutos para el fin del mundo.
Para nada, por si de pronto alguien lo insinúa, tuvieron que ver las supuestas profecías mayas o el fin de su calendario ni las mal llamadas predicciones sumerias, tampoco la crisis económica ni las derrotas del Real Madrid ante el Barcelona.
La crisis por un Irán que desarrolla su potencial nuclear y un clima errático con desastres cada vez más frecuentes son argumentos para no creer en mejores días, aunque esas ciencias de la vida que en ocasiones aparecen con engendros que asustan son a su vez motivos suficientes para pensar que no todo está perdido.
Un ejercicio mental interesante sería establecer la hora del reloj colombiano, no el Doomsday Clock que suena a lejos, sino algo como el reloj de la estirada de patas, o el de la pálida.
¿En qué estaríamos? ¿Pondríamos el minutero a las 12 menos 1 minuto? ¿Faltarían 50 minutos? ¿Faltarían 10? Hay motivos para el pesimismo, como para el optimismo.
Tanta corrupción, tanta violencia y tal degradación de nuestros recursos aceleran el minutero, pero saber que hay demasiado valor humano por explotar o en desarrollo lo jalan hacia atrás.
No es fácil saber la hora de la realidad colombiana.
Maullido : cada vez hay señales más claras de que las corridas de toros tienen menos acogida entre gobernantes y la sociedad en general.